En nuestra sociedad es bastante habitual el uso de una serie de sustancias psicoactivas (ya sean estas legales, como el alcohol o el tabaco, o ilegales como la cocaína, la marihuana, etc.), de manera recreativa o para experimentar los principales efectos a corto plazo que producen: desinhibición y euforia, los cuales pueden resultarle útiles a algunas personas a la hora de afrontar un contacto erótico. También hay que tener en cuenta que, efectivamente, con el consumo de muchas de estas drogas al principio se produce un incremento del interés erótico. Sin embargo, en general, las drogas tienen efectos indeseados en las relaciones sexuales.
Según un estudio de aproximación llevado a cabo por Pérez del Río, Mestre Guardiola y del Río (2012), en consumidores habituales o crónicos, experimentaron determinadas dificultades relacionadas con la erótica en función del sexo de los participantes:
- Un 75% de los hombres indicó que mientras mantenían el consumo tardaban mucho en eyacular (eyaculación retardada). El segundo problema más frecuente, que afectaba a uno de cada tres hombres, fue la dificultad a la hora de conseguir una erección (disfunción eréctil). En tercer lugar, el 31,25% señalaba una evidente disminución de su deseo sexual (deseo sexual hipoactivo). Y un dato curioso es que al dejar de consumir se dio en ellos un efecto rebote en la Respuesta Sexual Humana, tardando mucho menos tiempo del deseado en eyacular (eyaculación precoz).
- En cuanto a las mujeres, un 71,4% manifestaron dificultades a la hora de experimentar el orgasmo (anorgasmia). El segundo problema más frecuente fue una disminución del deseo, experimentada por un 57,14%. El principal efecto experimentado por las mujeres al dejar de consumir fue una peor lubricación.
Por otra parte, el consumo de drogas también puede afectar a los niveles hormonales (en ambos sexos) y producir irregularidades en el ciclo menstrual.
En otro de los estudios consultados (del Río Olvera, Cabello Santamaría, Cabello García y López Vega, 2012), se encontró que las personas que estaban en tratamiento por consumo de sustancias psicoactivas presentaban niveles mayores de ansiedad y una menor erotofilia. Cuando experimentamos ansiedad, se activa el sistema nervioso simpático, que es el encargado de poner el cuerpo en «modo alerta». Esto es incompatible con mecanismos como la erección, la lubricación o el orgasmo, de los que se encarga el sistema nervioso parasimpático, que es el que se activa cuando el cuerpo está relajado.
En relación a esto, se ha constatado que el componente de las adicciones que más afecta a la respuesta sexual humana es la ansiedad que se genera como consecuencia de la propia adicción.
Cabe destacar que en función del tipo de sustancia consumida se producirán, tanto a nivel fisiológico como psicológico, unos efectos y unas consecuencias distintas. Del mismo modo, en cuanto a la erótica se refiere, también se experimentarán unas dificultades u otras. Por un lado, estarían las drogas estimulantes del sistema nervioso central, como pueden ser el tabaco, la cocaína y las anfetaminas. Por otro lado, estarían las drogas depresoras del sistema nervioso central como el alcohol, el GHB o los opiáceos, entre ellos la heroína. Y, por último, estarían las drogas que alteran la conciencia o alucinógenas como el MDMA o éxtasis, el cannabis, el LSD, algunos tipos de hongos, etc. Independientemente del tipo de sustancia, se ha evidenciado que su consumo mantenido en el tiempo tiene numerosos efectos negativos.
Es importante mencionar que, desde hace siglos, las personas han utilizado las drogas en numerosos contextos, entre ellos el sexual. Sin embargo, en las últimas décadas se ha incrementado el uso de determinadas sustancias en dicho contexto, llegando a consolidarse fenómenos como el “chemsex” (del que hablaremos con mayor profundidad en próximos artículos), que ha sido considerado recientemente como un problema de salud pública.
En definitiva, si bien es cierto que con el consumo puntual de la mayoría de drogas a priori puede darse un incremento del interés erótico o una mayor excitación sexual, esto suele derivar en una serie de consecuencias negativas para la salud en general (tanto física como psicológica) y para la salud sexual en particular. Si es tu caso o crees que puedes estar teniendo problemas relacionados con el consumo de alguna sustancia, ponte en contacto con nosotras y trataremos de orientarte y ayudarte.
Bibliografía:
- González Marquetti, T., Gálvez Cabrera, E., Álvarez Valdés, N., Cobas Ferrer, F.S. y Cabrera del Valle, N. (2006). Drogas y sexualidad: grandes enemigos. Facultad de Ciencias Médicas “General Calixto García”, El Vedado, municipio Plaza, Ciudad de La Habana, Cuba.
- Pérez del Río, F., Mestre Guardiola, M., del Río, F.J. (2012). Cómo afectan las diferentes sustancias a la sexualidad. Revista Adicción y Ciencia. 2(2).
- del Río Olvera, F.J., Cabello Santamaría, F., Cabello García, M.A. y López Vega, D.J. (2012). SOSPECHA (Sexual Opinion Survey en Población Española Con Historial de Adicciones). Revista Internacional de Andrología. 10(4), 125-131.